Profecías en tiempos de coronavirus

28 Febrero 2021

No os precipitéis ni desesperéis, porque no hay nada permanente en esta vida, ni siquiera nuestros problemas, que dijo Charles Chaplin. La presura, casi siempre, es camino a la imprudencia. El tiempo llegará. Como todas aquellas etapas de la humanidad que se han visto cohibidas por plagas, pestes y epidemias, también ahora pasará. Vendrán otras. Aún le quedan siglos al planeta. Para algunos, desgraciadamente bastantes, les quedará el dolor y el sufrimiento como marca de la época, grabada en la memoria para el resto de sus vidas. Para otros, la mayoría, el diario en el recuerdo de una tragedia humana que dudaron poder contar. Pero pasará.

¿Será que la humanidad busca desafíos más allá de su capacidad?. Los malos hábitos del ser humano en diversos ciclos de la vida llevan a respuestas ajenas a la lógica. No hay castigos divinos, (supongo que Dios nos quiere demasiado a pesar de nuestros males) ni plagas ni diluvios. Pero si que hay una ley pura y dura de causa y efecto por la que la Naturaleza responde a tanto acoso.

No hace mucho el investigador del CSIC, Fernando Valladares explicaba en una entrevista en el diario El Confidencial que “la vacuna contra el coronavirus ya la teníamos y nos la hemos cargado”. Quiero repetir ese pasaje de la entrevista porque explica, casi en clave profética, lo que le está sucediendo y lo que le sucederá a nuestro mundo, si el destino no lo cambia, o, mejor dicho, si nosotros no cambiamos.
 «La mejor protección es la naturaleza. Es la mejor vacuna, y nos la hemos cargado.-Estas eran sus palabras- No me cansaré de repetirlo, la naturaleza hace una protección integrada. Igual no es perfecta, pero su protección es de amplio espectro, no te cuesta dinero, es sostenida y cumple muchas otras funciones. La naturaleza está de guardia las 24 horas del día. Los servicios que está haciendo para mantener las condiciones físicas, químicas y biológicas que reducen la carga vírica, para que los riesgos de la zoonosis tengan unas dimensiones pequeñas, son impagables».

Sería necesario reproducir todo cuánto dijo porque es el verdadero camino de respuesta a esta situación:  «La naturaleza es la tecnología más avanzada que hay. Cuando la naturaleza no funciona bien, cuando traspasamos un límite en nuestra explotación de recursos, cuando se acumulan estos fenómenos de huella y degradación ambiental, ocurren estas cosas. Nos lanzamos hacia adelante pensando que la tecnología y la riqueza nos van a librar de todos los males, pero una economía que no tenga en cuenta la preservación del equilibrio natural será totalmente vulnerable ante estos golpes».
Sería aconsejable que leyésemos, todos, con sentido común y crítico, a la vez, la respuesta humana al interrogante humano del por qué sucede esto y nos sumerge en estos oscuros tiempos de tribulación.

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