La tragedia de Arancha, la protección de los derechos de los animales y de las personas

26 Octubre 2023

La clase política solo comienza a tomar decisiones asentadas sobre la realidad de la vida y sus consecuencias cuando suceden las desgracias. La historia que se repite una y otra vez se da porque los legisladores ponen siempre más empeño y tiempo en asentar sus bases de poder en las instituciones que remedio a los peligros y riesgos que traen todas y cada una de las circunstancias de la vida.

Está muy bien la creación de leyes para supervisar y controlar que las personas protejamos, cuidemos y demos seguridad a los animales. De hecho, saltan las alarmas en los medios de comunicación y sectores más recalcitrantes del ecologismo cuando se ponen de manifiesto abusos o malos tratos sobre algún animal, pero nadie ha puesto en antecedente la posibilidad de una desgracia como la que le sucedió a Arancha en Roales del Pan en la tarde noche del lunes 23 de octubre. Arancha salió, como muchas personas, a disfrutar del campo, de la libertad y la paz de la naturaleza para practicar su deporte favorito. No iba de safari por la sabana africana ni tenía por qué temer ataque alguno de animales sueltos.
Pero ningún representante público de las instituciones da la cara o la palabra ante un suceso cuyas consecuencias presentan ciertas sombras legales y dejan solo ante el peligro a un humilde alcalde de pueblo para dar explicaciones de lo inexplicable. No se ha valorado el suceso desde organismo público alguno, el por qué, sus consecuencias y el que no vuelva a ocurrir, ni se ha insistido en la necesidad de proteger a las personas de los animales en situaciones como esa, sea cual sea su especie, si siempre nos enseñaron que, como seres irracionales que son, los seres humanos, en general, (digo en general, porque siempre habrá excepciones) sí nos diferenciamos de los otros seres vivos en ese aspecto.
Por mucho adiestramiento, enseñanza o cariño que se le de a cualquier animal, siempre serán imprevisibles sus reacciones y de ello hay infinidad de episodios en los que se ponen de manifiesto ataques o amenazas de perros u otros animales a paseantes y viandantes ante la pasividad del dueño. Un animal doméstico con capacidad de producir daños o heridas a personas no puede permanecer nunca ajeno a la vigilancia. Los propios responsables de animales deben ser conscientes de esos imprevistos, pero ante posibles omisiones o dejaciones de tal responsabilidad, siempre debe haber una autoridad, amparada en una legislación, siempre por delante, para evitar y proteger a los ciudadanos de tragedias como esa.
En definitiva, hace pocos meses se aprobó la ley de protección de derechos y bienestar de los animales pero dónde están las que protegen a las personas de los animales para evitar sucesos que pueden acabar en un drama como el de la desafortunada Arancha y sus consecuencias para la familia.


© Todos los derechos reservados. Creado por kemisa.net.

Ir arriba